Nuestro Padre Jesús de la Columna

La actual talla de Nuestro Padre Jesús de la Columna fue realizada por Juan Vargas Cortés (1900-1980) en 1942. La imagen del Cristo de la Columna es su obra más conocida, y de la que se saben varias fechas importantes que el mismo escultor anotó. Así, el 16 de enero de 1942, Vargas señala que recibe la madera que días más tarde, el 26 de enero, ensambla; aunque no es hasta el 31 del mismo mes cuando comienza a tallar el Cristo. Finaliza su ejecución el 25 de marzo de 1942 a las doce de la mañana.

La imagen mide 1,72 metros y está realizada en madera de pino. Iconográficamente, el Señor de los Gitanos atado a la columna, representa el momento de la flagelación y se inspira en la imagen de Francisco de Paula Gómez Valdivieso (Siglo XVIII), destruida en los sucesos de 1931.  En esta talla, Vargas rompe las tradicionales formas barrocas; el escultor le imprime menos dramatismo, marcando más su perfección anatómica con respecto a la desaparecida.  El nuevo Cristo de los Gitanos es un ejemplo de la renovación de la imaginería malagueña de la posguerra civil, aunque sin dejar a un lado los postulados del barroco.

A la hija de Vargas, Pepa, se le debe una información imprescindible para entender las singularidades de la talla y es que, asegura ella, su padre ‘copia’ los pies y las manos de su sobrino político, Juan Jiménez; el color y el cuerpo del Lele, su primo hermano, y los ojos y la cara del otro hijo del autor, Antonio, fallecido al volver de la mili cuando tenía 22 años.

Entre los años 1979 y 1980, el famoso escultor sevillano Francisco Buiza (1922- 1983), tuvo que realizar una restauración intensa de la talla del Señor de la Columna, debido al mal estado que presentaba. Se le colocaron nuevos rizos y unas nuevas manos, diferentes a las primitivas. La policromía también sufrió importantes cambios.

Los cuatro ángelitos que acompañan al Cristo de los Gitanos, atribuidos a Francisco de Paula Gómez Valdivieso (Siglo XVIII), sobrevivieron al incendio de la Iglesia de la Merced en 1931. En la actualidad, están incorporados a la talla actual del Cristo de Juan Vargas. Desde el punto de vista iconográfico, forman parte de una arraigada tradición dentro de la Semana Santa de Málaga.